lunes, 24 de enero de 2011

Aprendiendo a trabajar en equipo con perros.




A petición de un lector elaboro este artículo: ¡claro que se puede trabajar con perros!, aunque se trabaja de manera diferente y sus aplicaciones son específicas. Un perro es muy diferente a un caballo, no nos puede proporcionar por ejemplo el gran estímulo de la monta, pero se puede trabajar muy bien con perros. Para cuestiones de autoestima, autocontrol, atención, comunicación etc son excelentes compañeros de enseñanza-aprendizaje.

Os presentaré como ejemplo el trabajo con un niño sin discapacidad, aunque el mismo trabajo puede ser adaptado a adultos y otros colectivos. Los objetivos de este trabajo en concreto consisten en aprender a estar atento del otro, a ponerse de acuerdo, atender a la tarea y ganar autoconfianza con el logro de la misma.

Mi ayudante es Dora, una perra que ya era terapeuta antes de entrar en mi equipo: la heredé de mi padre, a quien acompañó en su vejez y proporcionó grandes momentos de felicidad, además, el hecho de pasearla por el parque brindó a mi padre la oportunidad de tener un montón de amigos que aún lo recuerdan ahora, cuando soy yo quien pasea junto a ella.

1) Toma de contacto: no se puede obligar a Dora a hacer lo que no quiere: ¡a tirones no!. Aquí el alumno tiene que aprender a contactar con el animal, a respetar su entidad y a negociar con él. Si la cuerda está tensa y se entra en un juego de tira y afloja no se puede avanzar. Ni en esto, ni en nada. Esto no se enseña de palabra, pero con esta experiencia el alumno puede ir asociando e integrando el funcionamiento. Para que comenzar a caminar el alumno ha de ponerse al lado del animal, agarrando la cuerda con ambas manos, se pretende que caminen juntos y acompasados. Se acuerda la misma orden verbal que le damos a los caballos: "paso"

2) Excesiva laxitud: Si perdemos la atención en lo que hacemos, si nos olvidamos demasiado del otro, aunque estemos en la misma dirección, no caminamos juntos. En la foto superior vemos que el alumno no está atendiendo a la tarea, no lleva la cuerda adecuadamente agarrada y no presta atención a Dora, que está empezando a desviarse hacia los arbustos.


3) Tarea conseguida: los dos caminan juntos, al unísono, la cuerda está lo suficientemente libre como para que Dora esté cómoda, pero lo suficientemente tensa como para que sea un vehículo de intercambio de información. El alumno camina tranquilo y feliz por haber conseguido la tarea.

Consejos:
-La cuerda del perro va sujeta mediante un arnés: no se puede realizar esta técnica si la sujeción del perro se realiza mediante una correa simple alrededor del cuello.
-Es conveniente una toma de contacto relajada antes de colocar la cuerda al animal, alumno y perro deben intercambiar saludos y jugar un poco.
-Hay que explicar al alumno la tarea y hacer correcciones puntuales cuando veamos que se producen errores. Nuestra tarea será compleja: vigilar que el alumno aprenda de la experiencia y no se frustre en el intento, vigilar que el animal no sufra y no se ponga excesivamente rebelde. Por ello el terapeuta debe trabajar previamente el establecimiento de un vínculo de confianza.

1 comentario:

  1. Buenos días Rafa, me llamo Jéssica y me ha parecido muy interesante esta entrada, llevo un tiempo buscando información y formación acerca de terapia con animales y en concreto con perros. Soy psicopedagoga y creo que el amor y la pasión tanto hacia el trabajo con niños como por los animales puede convertirse en una gran ventaja a la hora de trabajar.
    Actualmente tengo un cachorro de 4 meses y quiero educarlo y adiestrarlo como perro de terapia, a ver si lo consigo.

    Un saludo!

    Te dejo la dirección de mi blog por si quieres hacerme una visitilla:
    http://psicopedagogaenred.blogspot.com.es/

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